Las grandes corporaciones tienen un poder indiscutible en el capitalismo global. Si la expansión de la globalización y las políticas neoliberales ha permitido a las empresas transnacionales consolidar su dominio durante las últimas décadas, en la actual fase de crisis del capitalismo global continúan fortaleciendo su poder a través de estrategias renovadas que buscan mantener la espiral de producción y consumo. El progresivo agotamiento de los recursos fósiles, los impactos del cambio climático, o la crisis económica y financiera fuerzan aún más a las corporaciones a buscar nuevos nichos de negocio, intensificar la mercantilización de la vida, e incorporar cada vez más territorios y sociedades a la lógica de la acumulación de capital. Las transnacionales operan en sectores muy diversos pero todas ellas comparten un rasgo común: dan prioridad a la generación de beneficios económicos por encima de cualquier proceso de reproducción de la vida. No pueden operar de otro modo.
